viernes, 21 de enero de 2011

EL MISTERIO DE LA LAGUNA

Fuente: Elva Amelia Soto Arévalo


En un pueblo llamado Sorochuco, vivía una niña llamada Valentina. Ella vivía con sus padres Ana y Hernán en una choza muy cerca al bosque. Desde que tenían idea se habían dedicado a la ganadería. Criaban ovejas, gallinas y vacas.

Una mañana el papá de Valentina se levantó muy temprano y le dijo:

– Hijita anda pastea las ovejas, llévalas al bosque, pero no te demores, porque tienes que llegar antes del medio día.

Valentina le respondió:

– Ya papá no te preocupes voy a ir rápido y estaré aquí antes del medio día.

Ana, la mamá de Valentina escuchó la conversación y se acercó donde su esposo y le dijo:

– Herman porque has mandado a Valentina sola al bosque, le puede pasar algo, tú sabes que es muy peligroso.

Él le respondió:

– ¡Ay! Ana no seas exagerada… no te preocupes, no le va a pasar nada, el bosque en la mañana está tranquilo.

Pasó un buen tiempo y Valentina seguía en el bosque pasteando sus ovejas, cuando una de ellas se alejó de la manada y se acercó a la laguna, encontró una cueva y se metió. Valentina corrió, se asomó por el hoyo y vio a su oveja dentro y la escuchó balar.

Ella se asustó y decidió entrar a la cueva para rescatar a su oveja, en eso se dio cuenta que habían unos niños jugando, eran muy bellos que se reían mucho. La niña caminó, y caminó hasta que encontró una cinta roja, un carro de juguete y una muñeca tirados en el piso. La niña cogió los juguetes y salió, después de liberar a su ovejita. Luego se fue muy nerviosa a su casa.

Escondió lo que había encontrado y se puso a jugar. En la noche todos se fueron a dormir.

La mamá de Valentina estuvo muy preocupada porque veía que ella estaba “rara”.

Ana le dijo a Hernán:

– No sé qué tiene Valentina, está demasiado nerviosa.

– Mañana tenemos que hablar con ella, ahora hay que dejarla dormir.

Esa noche a Valentina se la llevaron los dueños de los juguetes, que resultaron ser unos duendes.

Sus padres, al día siguiente, no supieron qué había pasado con su hijita, hasta que encontraron los objetos que Valentina había sustraído de la cueva. La madre lo entendió todo, porque ella, cuando niña, pasó lo mismo, con la diferencia que no sacó nada de la cueva.

Ha pasado mucho tiempo y los padres de la niña, aún la siguen buscando, si tú un día ve unos juguetes abandonados en alguna cueva, no los toque, porque de lo contrario sus dueños vendrán para llevarte.

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